Dejar fluir nuestras emociones y pensamientos sin juzgarlos ni tratar de evitarlos es un camino para liberarnos del estrés y reconectar con nuestro interior.

A menudo, la tarea diaria de ser madre, ama de casa y trabajar no me deja tiempo ni para escuchar cómo me siento hoy. 

Debemos parar en algún momento del día, respirar profundamente y ver cómo está fluyendo nuestra propia energía, ¿va rápido, va lento, vais aceleradas y como locas haciendo las cosas a toda máquina?

¡Vaya locura! Estamos en la cresta de la ola constantemente. 

Nuestras emociones influyen en nuestro estado de ánimo y, por consiguiente, en nuestro rostro (porque nuestra cara es el espejo del alma).

Si esto es así… tomaos un descanso, delegad en alguien, pedid ayuda (eso que tanto nos cuesta pedir, y que nunca hacemos) y tomaos un café con una amiga, llamadla por teléfono o simplemente sentaos, relajaos, respirad profundamente unas cuantas veces y dejad fluir vuestras emociones, escuchando vuestro interior.

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Hablaremos de la belleza también desde las emociones